Comenzamos el día a las 8:30, esperando abajo en el hostal para partir. Hubo un pequeño malentendido sobre cuándo y dónde debíamos esperar a Señor y Señora. Sin embargo, no fue un problema y pronto nos despedimos de la hermosa ciudad de Salamanca, incluidas las ranas.
Todas estábamos bastante cansados, así que muchos intentamos dormir en el coche. El viaje fue animado, con vistas impresionantes y música alegre de fondo. Cuando llegamos a Mérida, paramos en un café local para tomar una bebida y un pequeño bocadillo. Me sorprendió lo amables y serviciales que eran las personas, lo cual fue un pequeño cambio respecto a mi percepción de la gente en las zonas más al norte.
Después de estirarnos un poco, volvimos a tomar la carretera hasta llegar a SEVILLA. Me sorprendió la belleza simple de los barrios y me asustó lo estrechas que eran las calles. Nuestro apartamento era cómodo, atractivo y bien ubicado. Aunque no pudimos evitar reírnos al ver que una de las habitaciones estaba equipada no con 2, ni 3, sino con 8 toallas diferentes y solo UNA almohada.
Salimos en grupo—sin teléfonos móviles—y recorrimos el barrio a pie. Vimos el río Guadalquivir y caminamos a lo largo de él mientras admirábamos los sitios. Pronto llegó la hora de regresar a casa, pero antes tuvimos que parar en Carrefour Express para comprar los ingredientes para la cena, que nuestras encantadoras chefs, Himee y Priscilla, prepararon para nosotros. Mientras esperábamos la cena, nos divertimos en la sala de estar con un poco de karaoke y más.
Para la cena tomamos alitas de pollo, puré de patatas, ensalada verde y zanahorias dulces con una salsa cremosa de ajo. Estaba delicioso. Después, todos nos retiramos a descansar y nos preparamos para el día siguiente.
Por Jana, miembro de #Yo Me Voy Pa’ España
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